jueves, 1 de julio de 2010

JACARANDA



LA LEYENDA DEL JACARANDA (Corrientes, Argentina)

“Cuando los españoles comenzaron a poblar Corrientes, trayendo consigo a sus familias, vino a habitar este suelo un caballero que traía consigo a su hija. Una bella jovencita de escasos dieciséis años, de tez blanca, ojos azul oscuro y negra cabellera. Se instalaron en una zona no muy retirada de la ciudad de las Siete Corrientes, en una reducción donde los jesuitas cumplían su misión evangelizadora y civilizadora, enseñando no sólo el amor a Cristo sino también a cultivar la tierra a los guaraníes.
Entre los jóvenes de esa reducción se distinguía Mbareté, un mocetón veinteañero alto y fornido, que trabajaba la tierra con tesón, como queriendo arrancar de sus entrañas toda su riqueza y sus secretos.
Una tarde en que Pilar -la joven española- salió a caminar en compañía de una doncella que la servía, vio a Mbareté y fue verlo y prendarse de su apostura. El indio también la observó con disimulo al principio, con desenfado después, y admiró su blanca piel, su negro cabello y el color de sus ojos.
El encuentro fue fugaz. Tan sólo intercambiaron una mirada. Pero Mbareté la siguió con la vista hasta que la joven desapareció entre unos arbustos. El indio buscó la forma de que el jesuita le asignara tareas cerca de las casas y, en silencio, hurgaba por cuanta abertura había, para poder ubicar a la joven. Pilar, entre tanto, no podía borrar de su retina la imagen del joven aborigen. No podía olvidar lo hermoso que le pareció con su torso desnudo, cubierto de gotas de sudor que le parecían chispas del sol que se le pegaban al cuerpo, al estar realizando su rudo trabajo.
No pasó mucho tiempo y un día Pilar y Mbareté se encontraron. Esta vez las miradas fueron largas y profundas. Tan profundas que -sin palabras- se adentraron en el espíritu de ambos, Y esa oportunidad la tuvo el día en que halló a la joven rodeada de indiecitos a quienes les enseñaba el catecismo. El joven se acercó al grupo y sin musitar palabra permaneció observándola hasta que los niños se fueron.
Entonces, Mbareté caminó junto a ella y, ante su asombro, le habló en español -balbuceante, al principio- para confesarle su amor. Pilar se ruborizó, se sintió confundida, quiso ocultar sus sentimientos, pero sus hermosos ojos azules y su cálida sonrisa la traicionaron y el joven pudo comprobar que era correspondido.
Los encuentros se repitieron. Mbareté le propuso huir juntos, lejos, donde su padre no pudiera encontrarlos. Le habló de construir una choza, junto al río, para ella y allí unir sus vidas. Pilar aceptó y, cuando la choza estuvo concluida, amparándose en las sombras de una noche en que Yasy les brindó su complicidad, escapó con su amado.
A la mañana siguiente, el caballero español buscó infructuosamente a su hija, hizo averiguaciones y alguien de la reducción le comentó que la habían visto frecuentemente en compañía de Mbareté y que éste también había desaparecido.
Furioso, el padre convenció a varios compañeros para que lo ayudaran a encontrar la pareja y, fuertemente armados, comenzaron la búsqueda. Pasaron varios días hasta que descubrieron la choza junto al río.
Sigilosamente, tomaron posiciones para observar a sus moradores. Así vieron llegar a Mbareté en su canoa, con el producto de su pesca, y vieron también salir a Pilar a recibirlo.
El padre de la joven no resistió la visión de la tierna escena de los amantes abrazados y salió de su escondite gritando el nombre de su hija y apuntando con su arma al indio. La joven vio el fuego del odio en los ojos de su padre y comprendió lo que cruzaba por su mente.
Trató de evitarlo; de explicarle su actitud, pero el español siguió avanzando con el dedo en el disparador. Pilar se interpuso entre los dos hombres en el preciso instante en que la carga fue lanzada y cayó con el pecho teñido de rojo, fulminada por su propio padre. Al ver esto, Mba-reté quedó atónito, tieso, sin atinar a defenderse.
Fue entonces cuando otro disparo le dio en plena frente y el joven se desplomó sobre el cuerpo de su amada. El padre, dolorido e indignado, no se acercó siquiera a los cuerpos yacentes e instó a sus compañeros a volver a la reducción.
Esa noche, la imagen de su hija no pudo apartarse de su mente, y con las primeras luces del alba, inició el camino hacia el lugar donde tan tristemente terminara ese amor tan grande que motivó que los jóvenes se olvidaran de sus diferencias de raza.
Cuando llegó a la choza, el español no halló restos de la tragedia y en el lugar donde la tarde anterior yaciera la pareja -sin que existiera ningún rastro de la sangre allí derramada- se erguía un hermoso árbol de tronco fuerte, cubierto de flores azul oscuro que se mecían suavemente con la brisa. El hombre tardó en comprender que Dios había sentido misericordia de los enamorados y había convertido a Mbareté en ese árbol, y que los ojos de su hija lo miraban desde todas y cada una de las azules flores del jacarandá.
(“Cuentos y leyendas de la Argentina”, José Olañeta Editor, Barcelona en Temakel. Por Esteban Lerardo)

DESARROLLO:

A menudo conocido simplemente como jacarandá, jacaranda, mimosifolia, palisandro o tarco, es un subtropical oriundo de Sudamérica (Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay) .Distribuido en Brasil, Bolivia, Paraguay (básicamente en todo el país, encontrándose en toda la zona oriental, mientras que en la zona occidental o Chaco va decreciendo su aparición según se hace más seca o árida la zona)

y también en el Noroeste argentino. Habita pocas regiones limítrofes del Chaco Boreal, tales como los cañones de Cerro León y bajadas cerca de Filadelfia. En Paraguay: básicamente en todo el país, encontrándose en toda la zona oriental, mientras que en la zona occidental o Chaco, va decreciendo su aparición según se hace más seca o árida la zona. Se ha introducido en áreas ajenas a su hábitat natural donde crece muy bien: en la Provincia de Buenos Aires en Argentina, Nueva Zelanda, Florida, California, el sur de Texas,[3] en Lafayette, sur de Louisiana,[4] en el altiplano de México, la costa mediterránea de España y en Canarias, el sur de Portugal (notoriamente en Lisboa), el sur de Italia, Hawaii, sureste y suroeste de Australia.

Proveniente de la familia Bignoniaceae. y ampliamente extendido a causa de sus bellas y duraderas flores azules. El término jacarandá proviene de su nombre nativo guaraní y significa "fragante"; y el término mimosifolia, proviene del latín, y significa de hojas parecidas a las de una mimosa. El término palisandro hace referencia al palisandro africano. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza evalúa al jacarandá como vulnerable.

Sus principales características son que su copa[] no tiene una forma uniforme, sino que algunas veces en forma de una sombrilla, otras piramidal, pero nunca densa. En general, forma una copa ovoidal a irregular aunque los que se han plantado muy juntos o cerca de los edificios u otros árboles grandes, desarrollan una copa estirada formada por ramas muy largas y delgadas con poco follaje.

. La estructura es de ramificación principal extendida. La copa alcanza un diámetro de 4 a 6 m, proyectando una sombra de mediana intensidad.

-El tallo principal tiene una forma algo torcida. El tronco tiene una altura de 6 a 9 m y un diámetro de 40 a 70 cm. El jacarandá alcanza 8 a 12 m de altura. Es un árbol de crecimiento medio y una longevidad de más de 100 años.

- Las flores se reúnen en espigas y son azules o púrpura azulado.de 5 cm de largo, en racimos al extremo de las ramas hasta de 25 cm de largo. Cubren todo el árbol. La floración se produce en primavera. Puede haber una segunda floración a principios de otoño. Tiene una floración espectacular.

-Sus hojas son grandes, poseen 3 a 5 dm de longitud, estas son hojas compuestas, con folíolos pequeños, (semejantes a las hojas de los helechos, lo que le confiere a la copa un característico aspecto de ligereza y liviandad) de color verde claro, textura de su superficie lisa. La cara superior de la hoja es de color verde oscuro, la cara inferior pálida. La época de foliación ocurre a principios de verano. El follaje de jacarandá es útil para atrapar la contaminación del aire; las hojas se ponen de un color opaco y se caen en marzo para luego florecer; después de la floración saldrán hojas nuevas.

El borde de cada una de ellas está formado por cinco lóbulos desiguales. Es típico de las bignoniáceas que el más largo de los cinco filamentos estaminales sea estéril y que dos de los fértiles sean más largos que los dos restantes. El pistilo es largo y pubescente, se encuentra en la flor acampanada y tiene una garganta de color blanquecino. La floración se produce de noviembre a diciembre, antes que la foliación, y a veces tiene una segunda floración, más escasa, hacia febrero. El olor suave de las flores no solamente es percibido por el ser humano sino que también atrae a numerosos insectos.

Sus frutos comienzan a aparecer a finales del otoño para permanecer todo el año. Se trata de un fruto leñoso que se abren en dos partes. Por su parecido con las castañuelas, les viene el nombre en guaraní (ka-i jepopete) que significa algo así como "aplaudir de mono". Así se liberan las semillas, que están rodeadas por un ala membranácea transparente. Éstos nos permiten reconocer al Jacaranda en la época de invierno (ya que es cuando el Jacaranda pierde sus hojas). Las cápsulas maduras son leñosas y Raíces de desarrollo oblicuo, iguales y fasciculadas; no son invasoras, por lo que cuando se presenta un periodo de escasez de agua el árbol se ve muy afectado.

-La madera es excelente para trabajos de carpintería en interiores. De color claro, vetas cortas y bien marcadas, es liviana y muy trabajable.

-Lo podemos encontrar dentro de bosques caducifolios tropicales; especie de América del Sur con amplia área de dispersión.

-Son muy sensible a temperaturas inferiores a – 1 ºC consistentemente. Los ejemplares jóvenes mueren si la temperatura baja a 0 ºC. Resiste una sequedad débil. Prefiere pleno sol pero se adapta a semisombra. Se desrama con vientos y tormentas de mediana intensidad.

-El suelo para su óptimo crecimiento debe ser húmedo, ya que la sequía limita su crecimiento. Además, tampoco tolera la salinidad en el suelo. Crece bien en suelos de textura areno-arcillo-humíferos; pero, en general, se adapta a cualquier condición de suelo.

  • Resistencia ambiental: resiste bien la contaminación urbana, pero no la industrial. En lugares muy contaminados el follaje se desgreña, pasando a un proceso de decrepitud.
  • Por su aspecto los jacarandás son interesantes en jardinería, para decorar, por la belleza de sus flores, en parques y jardines urbanos donde la contaminación es menor. Puede ser utilizado en calles y avenidas de bajo tránsito vehicular, pero en estas condiciones su tamaño se ve limitado. Especie utilizada como árbol de alineación, de forma aislada o formando grupos. Su madera aromática es apreciada en ebanistería y en carpintería para realizar laminados.
  • Es un árbol resistente a las condiciones urbanas por lo que está indicado en plantaciones de alineación.
  • Enfermedades y plagas: en ocasiones es atacado por hongos como Capnodium citri (fumagina) y Xanthomonas glandis; también por pulgones. Aunque es bastante resistente a enfermedades de hongos e insectos.

Tolera el desrame y tiene un buen comportamiento ante la poda. Requiere podas de limpieza y ortopédicas. Es un árbol no demasiado exigente y de crecimiento relativamente rápido. Las heladas lo perjudican, sobre todo a los ejemplares jóvenes, que llegan a morir. Requiere clima suave en los que no se produzcan heladas y en los que el descenso de temperatura sea esporádico, con heladas débiles.

- La jacaranda vive mejor en la cercanía de la costa, aunque a resguardo de vientos marinos fuertes; en todo caso, es necesario que su ubicación no supere unos pocos centenares de metros sobre el nivel del mar.

  • Florece abundantemente en exposición soleada.
  • Rústica en cuanto a tipo de suelo, aunque prefiere terrenos areno-arcillosos que mantengan la humedad.
  • La caída de flores y semillas produce efecto alfombra.

  • La reproducción es por semillas a fines de invierno o principios de primavera. Admite con dificultad el trasplante en primavera u otoño.
  • Se propaga con facilidad por semillas. Siembra directa (temperatura 20-30 ºC) en otoño o primavera. No se emplea la propagación vegetativa.

Usos:

muy cultivado como forestal y ornamental para plazas y calles. Previo secado, es fácil de trabajar, toma bien el pulido y la pintura, pero debe cuidarse durante su estacionamiento; tiene que secarse lentamente a la sombra, en lugares ventilados, para obtener una buena calidad. Se emplea en carpintería en general, mueblería, revestimientos y tallas. La madera es pesada y oscura, y se utiliza para fabricar muebles coloniales. En medicina popular, la infusión de las hojas, en lavajes, se aplica externamente como vulnerario para heridas y lastimaduras, y como emoliente en casos

1 comentario:

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